Día a Día

El día en que dejemos de lado palabras como "represión", "opresión", "asesinados", "oprimidos", "oligarquía", "imperialismo", el día que entendamos nuestra historia como fuente de inspiración creadora y no como fuente de argumentos de odio y rencor, el día que nos enfoquemos más en lo que necesitamos hacer, en lo que queremos crear y menos en echarle la culpa a otro de nuestro infortunio, de aseverar que si nos ocurre algo malo es por la mala fe de otro.

El día en que dejemos de usar palabras anacrónicas, palabras que tuvieron sentido en una época pero que ahora sólo son artilugios de museo y exhibición, que reflejaban una posición política ajustada a una realidad pasada, pero que hoy ya no operan, simplemente porque el mundo hace rato que cambió, y cambia todos los días y a cada instante.

El día que comprendamos que no hacemos nada con quejarnos y que hacemos mucho ocupándonos de nuestra propia vida, de repuntar nuestras destrezas, de utilizar la creatividad para innovar, de corregir nuestros errores, de escuchar más y hablar menos, de respetarnos entre nosotros, de hacer nuestro trabajo con excelencia, de amarnos con todo lo que significa esa palabra, ese día podemos decir que empezamos a mejorar, a evolucionar constructivamente como habitantes de una tierra, a hacer patria, a edificar el mundo que queremos para nosotros y para nuestros hijos. Ese día no llega colectivamente ni de golpe, ese día llega de forma personalizada y paulatinamente, ese día siempre está llegando, primero a unos, luego a otros, pero siempre llega.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Carta a mi madre
(crónica de una despedida)

¿Vacunarse o no?, he ahí el dilema: un enfoque heurístico

La realidad de vivir con una mente fragmentada: mi encuentro con el TDA