Curiosidad

Me pregunto por qué este matón, patán, fanfarrón y bravucón que tenemos como dictador no manda a allanar y a enjuiciar ante la fiscalía a la embajada de EEUU en Venezuela, si está tan ensañado con ese país, y particularmente –como bien lo asegura- por su “innegable conspiración contra nuestro país” (1), y más aún estando ubicada en un asentamiento urbano tan elitista y “oligarca” como la urbanización Valle Arriba en Caracas, lo cual para este esperpento (Hugo Rafael Chávez Frías) es contrario al “pensamiento socialista”.

De las pocas veces que veo televisión, ocho de cada diez minutos sintonizo el canal del gobierno (Venezolana de Televisión), y sobre todo si el esperpento vocifera lo escucho con mórbido interés (lo reconozco), en lo que me lo permite mi horario, pues de esa manera tengo una fuente directa e inconfundible de las sandeces que excreta por su aparato bucal. Los programas de oposición los veo las menos de las veces pues a mi juicio no son tan “morbosos” como las transmisiones oficialistas. Aparte de programas televisivos, esto lo hago extensivo a publicaciones oficialistas de todo tipo; nuevamente, las publicaciones oficialistas están preñadas de suculentas sinrazones de fuente primaria.

Por alguna razón desconocida, unas más otras menos, para mi siempre me llamó la atención escuchar al esperpento, mientras personas opositoras lo evadían. Incluso llegaron a pensar que era simpatizante, pero nunca fue así, más bien lo veía gracias a algún insano impulso, de la misma naturaleza del que hace que otros televidentes sientan algún interés en ver toda clase de abyecciones y reflejos de los más bajos y sórdidos reductos humanos.

Otra de las cosas que me causa una tremenda curiosidad es la peculiar adhesión de sus acólitos; al escucharlos se ve inconfundiblemente la eficacia de una minucioso lavado cerebral, producto, tal vez, de un fuerte adoctrinamiento (por conveniencia): ¡todos hablan igualito!, incluso los más acérrimos “partidarias y partidarios” parecen desear emular al esperpento.

Hace unos años la política no me interesaba para nada, sin embargo cuando voy creciendo en edad y me voy dando cuenta que formo parte de un contexto en muchos sentidos, siento la imperiosa necesidad de estar al tanto de las cosas. Lo que me incomoda, muy a tono personal, es el espectacular grado de primitivismo político en que vivimos, debatiéndonos en temas no resueltos, propios de asentamientos humanos de hace cientos de años.

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(1) Con esto no necesariamente declaro simpatía por el actual gobierno estadounidense.

Comentarios

Aire ha dicho que…
Caramba, no queda duda de lo molesto que andas jajaja... pero no muy bien el motivo. Deja en la próxima vez un link al titular de algún periódico o algo así :)

Besos

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